miércoles, 10 de febrero de 2010

borges, el inmortal (para tele clic)

Reportaje ficción.
Habla Borges, el inmortal

_Discúlpeme, pero no vamos a poder evitar esta duda. ¿No pretenderá usted convencer a todos esos trabajadores periodistas que insisten en dedicar páginas enteras en homenaje al aniversario de mi muerte, que en realidad esta conversación es verdadera?
_ Pero Borges, si usted es inmortal.
_ Mujer, no sea pesimista. A lo único que le tengo miedo es a la inmortalidad del alma, la idea de que uno va a desaparecer totalmente es agradable, reconfortante. Por lo menos lo es para mí. Es horrible seguir siendo y, sobre todo, seguir siendo Borges. Estoy harto de él.
_ Tal vez sea por su fama…
_ La fama es agradable, pero incómoda y riesgosa. Uno siempre tiene la sensación de ser un impostor a punto de ser descubierto.
_ Usted está muerto, ya nadie puede descubrirlo.
_ Usted me descubrió, yo ya no sé si esto es la muerte.
_ ¿No está convencido de su propia muerte?
_ Siempre dudé que eso pudiera sucederme, ¿por qué voy a morirme si no lo he hecho nunca? ¿Por qué voy a cometer un acto tan ajeno a mis hábitos? No sé si me estará permitido un acto tan nuevo para mí como la muerte. Y, por otro lado, a usted no le conviene, si yo estuviera realmente muerto, no podría publicar esta nota.
_ ¿Por qué? Hay tantos que siguen publicando sobre usted a pesar de su presunta muerte. Discúlpeme, pero no me queda claro, usted cree en la inmortalidad del alma?
_ No.
_ Entonces, ¿tampoco cree en Dios?
_ El hecho de que yo no crea en la inmortalidad del alma no significa que descrea de Dios. Además, no sé si Dios necesita de mi inmortalidad personal para sus fines.
_ ¿Los fines de quién?
_ De Dios, Borges.
_ De Dios, no sé. Apenas si tengo claros los míos.
_ Bueno, cuénteme los suyos.
_ Una de las cosas que quiero lograr antes de morir definitivamente, es ser un poeta, ser un escritor.
_ ¿Le preocupa el éxito?
_ No, ni el fracaso. Me parecen irrelevantes y nunca me preocupo por ellos. Lo que busco es la paz, el placer del pensamiento y de la amistad y, aunque sea demasiado ambicioso, una necesidad de amar y ser amado.
_ ¿Por qué decía que no estaba seguro de haber tenido éxito? ¿Cómo es que usted, que ha escrito tanto, todavía espera convertirse en escritor?
_ Estoy arrepentido de todo cuanto he escrito. Pero tantas y tantas páginas mediocres han sido necesarias para obtener, a veces, una buena.
_ Sin embargo es el escritor argentino más leído.
_ Me he convertido en un best-seller sin querer, pero nadie lee mis libros. Por lo general la gente los compra para hacer regalos.
_ ¿Y qué opina de los best-seller?
_ Son una fábrica de pornografía, de escenas de alcoba, de obscenidades. Una cuestión comercial. Por suerte no hay que leerlos: basta con el resumen que aparece en la contratapa.
_ ¿Usted que lee?
_ Yo no leo, releo. La primera vez que leí “El Quijote”, lo hice en inglés. Y luego en castellano. La versión castellana me pareció una pésima traducción.
_ ¿Y los autores nuevos?
_ Para saber si un libro es bueno o no, hay que esperar que transcurran por lo menos cincuenta años. Si después de ese tiempo se sigue hablando de él, es porque es una buena obra.
_ Me refería a los escritores jóvenes argentinos, por ejemplo.
_ No hay buenos escritores jóvenes en Argentina. Si tengo que nombrar uno… bueno debería primero admitir que Bioy Casares es joven.
_ ¿Qué piensa de la televisión?
_ ¡ay! Esos pobres trabajadores.
_ ¿Pobres, por qué?
_ Corren de aquí para allá todo el tiempo. ¿A dónde irán? ¿Sabrán que no van a ningún lado? Me tienen horas enteras cuando me invitan a algún programa para después darme dos o tres minutos. Y lo peor es que nadie pregunta nada.
_ ¿Le molesta ir a la televisión?
_ Un poco, los trabajadores de la televisión son todos muy ingeniosos.
_ Supongo que le agradecerán este concepto.
_ No lo creo, ¿sabe qué quiere decir esa palabra?
_ Sabía.
_ In quiere decir sin… soy todos realmente muy ingeniosos.
_ ¿También su amigo, Antonio Carrizo?
_ ¡Ah! Carrizo, buen muchacho. Se leyó toda mi obra. Pobre, yo no tengo la culpa.
_ ¿Recuerda el día que “Tarzán” tuvo más rating que usted?
_ ¿Cómo?, no le escuché. Mucho he hablado de mi ceguera, pero también soy un poco sordo. Es una defensa natural, orgánica.
_ ¿Y la caricatura que Mario Sapag hacía sobre usted? Recuerda que fue prohibida por el COMFER?
_ Eso demuestra la hipertrofia del Estado, que se mete en todo. Recuerdo que me llamaban para preguntarme si yo tenía algo que ver. No soy tan necio, ¿creían que estaba loco? ¿Cómo va a molestarme que ese buen señor se gane la vida haciendo una sátira sobre mi modesta persona?
_ ¿Por qué los funcionarios consideraron que había que censurarlo?
_ Yo disculpé a esos funcionarios. Si a una persona le dan un trabajo como censor, tiene que censurar algo. De lo contrario, lo echan a la calle.
_ ¿Qué opina de la censura en la televisión en general?
_ Si sirve para atenuar la obscenidad, la pornografía, el mal gusto, puede ser benéfica. Pero en el caso de este señor, ¿cómo era que se llamaba?
_ Mario Sapag.
_ Sí, Mario Sapag. Pobre.
_ ¿Por qué se lamenta tanto?
_ Fíjese que se había tomado el trabajo de parecerse físicamente a mí, se disfrazaba de Borges una vez a la semana _lo cual ya es mucho_, había remedado mi forma de hablar, que posiblemente sea un poco ridículo. Tendría yo que pedirle disculpas a ese actor.
_ ¿Y el periodismo en tevé que valoración le merece?
_ Una vez vino a verme un periodista de canal 13 para proponerme un diálogo público con Herminio Iglesias. “Señor _le dije_, es una hermosa mañana. Le pediría que no la manchara con obscenidades”. Y lo eché, naturalmente.
_ ¿De la infancia, qué recuerda?
_ Pasé gran parte de mi niñez encerrado. No teniendo chicos amigos, mi hermana y yo nos inventamos dos compañeros a los que llamamos por una u otra razón, Quilos y Molino. Finalmente, cuando nos aburrimos de ellos, le dijimos a nuestra madre que habían muerto.
_ ¿Cómo llamaba a su madre?
_ Madre. Prefiero decir madre y padre que mamá y papá. Me resulta impensable decir “Papá nuestro que estás en los cielos”.
_ ¿Cómo empezó todo? ¿Cuándo empezó a escribir?
_ Cuando yo era chico, en mi cuarto había un enorme ropero hamburgués de tres cuerpos con tres espejos. Mi cama era de caoba, que es también como un espejo oscuro. Yo me acostaba y entraba la luz de la habitación de al lado, pero como era muy tímido no me atrevía a pedir que la apagaran. Entonces me veía reflejado en los tres espejos y eso me daba mucho miedo. Yo pensaba: si en algún momento una de mis tres imágenes empieza a actuar por cuenta propia, qué hago yo? Así comenzó todo.
_ ¿Le gusta el cine argentino?
_ "Los muchachos de antes no usaban gomina" es uno de los mejores filmes argentinos, vale decir, uno de los peores del mundo.
_ ¿Se siente argentino?
_ Creo que sentirse ciudadano de un país entraña un acto de fe, pero por supuesto que soy argentino. Soy argentino de un modo indefinible, inescrutable. Por supuesto, lo que no soy es latinoamericano, ¿qué es eso? Yo me siento como argentino, no como un brasileño, un colombiano o, aún, un uruguayo. Lo que quiero decir es que nunca pienso que soy mexicano. ¿Por qué habría de pensar que soy un mexicano cuando en realidad no lo soy?
_ ¿Cómo argentino le interesa la política?
_ Todos me preguntan sobre eso y a mi no me interesa la política. Nunca me ha interesado. La verdad es que nunca leo los periódicos. No tengo tiempo y, aunque tuviera, no me interesan. ¿Por qué tienen que relacionarlo todo con la política? Si por lo menos me dejaran tranquilo, si por lo menos respetaran que a uno no le interesa la política. ¿Por qué no me pregunta sobre literatura? Sabe, yo soy escritor y de literatura es de lo único que sé hablar. Hay que charlar, simplemente charlar. ¿Por qué ahora ya nadie sabe charlar?
_ Pero nosotros ya charlamos sobre literatura, hablemos de su trabajo en la Biblioteca Nacional.
_ Resistí en la Biblioteca Nacional alrededor de nueve años. Fueron nueve años de profunda infelicidad. En el trabajo, los demás no se interesaban sino por las carreras de caballos, los partidos de fútbol y los chistes obscenos.
_ Y a usted no le gusta el fútbol...
_ El fútbol es una prueba de que lo ingleses le hicieron mucho mal al mundo. ¿A quién se le ocurre? Once personas preocupadas por una pelota.
_ Estábamos en la Biblioteca...
_ Sí, después, cuando renuncié a mi puesto, me sentí un poco vacío, desgajado... Y además la idea de estar jubilado, lo melancólico de esa palabra.
_ ¿No le gusta la vejez?
_ No se la aconsejo a nadie, pero si llega: mejor resignarse.
_ ¿Fuma?
_ Más de una vez intenté fumar marihuana, pero siempre fracasé. Finalmente opté por quedarme con las pastillas de menta.
_ ¿Qué otra cosa le gusta?
_ Las uvas, me pasaría todo el año comiendo uvas. La manzana, en cambio, no me parece una fruta. No sé por qué tiene tanto prestigio bíblico.
_ Discúlpeme, Borges, pero no puedo dejar de preguntarle su opinión sobre nuestro actual presidente.
_ Usted es muy sutil, pero no voy a darle mi opinión. No suelo hacer juicios acerca de personas que no pueden responder. Mire, le diré: en 1914 llegué a Suiza y pregunté quién era el presidente. Nadie lo sabía. Qué sabios los suizos, ¿no?
_ Borges, usted es realmente Borges?
_ "Soy pero soy también el otro, el muerto/el otro de mi sangre y de mi nombre..."
_ ¿Ha muerto, entonces?
_ No, pero mi muerte es irremediable. ¿Cómo convencer a todos de que sigo aquí?

Ingrid Proietto
año 1991
revista tele clic
editorial atlántida

2 comentarios:

  1. che in, cómo escribiste esta nota? fuiste tomando de otros reportajes? porq no vas a inventar lo que hubiera respondido, no?
    muy buena entrevista, te re crees que es él quién contesta... muy bueno in. como es que no hay revistas con notas tan interesantes, entretenidas, etc... tendrias que hacer una virtual, no?? taria bueno...Pia

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  2. hola pi: todas las respuestas de borges son textuales de èl, tomados de otras entrevistas. tambièn fui a entrevistar a gente que lo conocìa mucho para que me contara què decìa en referencia a la televisiòn y eso lo puse como textual (confiando en que los entrevistados me dijeron la posta).
    me acuerdo que me leì todo el archivo de borges que habìa en atlàntida (todas las notas de diarios, revista y cables de noticias) y fui tomando nota. en la editorial algunos me odiaban desde pequeña asì que un dìa fui a escribir la nota y me habìan borrado el archivo con todos mis apuntes. a nadie le importó un carajo asì que me puse otra vez a tomar nota.
    justo anoche marinete me propuso que nos juntemos los ex tele clic para hacer una revista como aquella en cooperativa. ojalà se copen un par asì la hacemos.
    besorros

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